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martes, 1 de mayo de 2007

Anécdotas de viajes 1

La Limeña avenida Abancay estaba sucia y caótica como siempre, pero para mi era estar en el paraíso, la sonrisa iluminaba el rostro de mis compañeros mientras yo recordaba la odisea que pasamos juntos desde el día de nuestra partida.

Ese domingo eran las 11:00 pm cuando salí de Trujillo rumbo a Lima en un bus-cama ITSA, luego de pasar dos placenteros días en Huanchaco conociendo Chan-Chan y las Pirámides del Sol y de la Luna, llegaríamos a Lima a las 7:00am. Me era imposible dormir, así que luego de la película de rigor, me puse cómodo para descansar mientras soportaba envidiables ronquidos y el llanto de un pobre niño que estaba enfermo. A eso de las 2:30am las luces de un patrullero atrajeron mi atención y el bus se detuvo junto con muchos, yo no sabia el motivo y pensé que era un accidente de tránsito, los pasajeros seguían durmiendo, talvez pensando en despertar en las afueras de Lima. Pasaban las horas y el bus solo avanzaba unos kilómetros cuando Ingrid, una terramoza con la hermosura propia de las mujeres norteñas, nos informó que los agricultores habían bloqueado la carretera, bueno, pensé yo, temprano vendrá la policía y despejará la vía.

Eran las 6:00am cuando la fila de buses comenzó a avanzar a buena velocidad, pero oh sorpresa, dejábamos la panamericana y entrábamos a un camino de tierra con rumbo perpendicular a esta, ¡nos estábamos dirigiendo a Huarmey!, yo que nunca aprendí los pueblos que hay entre Chimbote y Lima pensé que estaríamos cerca de la capital, el nombre Huarmey me recordaba Huampaní, sin embargo fueron varias las horas para llegar a esta ciudad, durante las cuales el bus se detenía periódicamente. Aproveché para bajar a estirar las piernas y contar cuantos buses había, ya estábamos en las afueras de la ciudad y la gente del lugar aprovechaba para vender frutas, tamales, huevo duro (me comí uno rico con su ají criollo), luego seguí caminando hacia adelante, Estaba contando el bus número 80 cuando estos comenzaron a avanzar, no mucho, unos 40 metros, pero toda la gente se alocó y en estampida corrieron a abordar los suyos, mas práctico me supuso esperar a que llegara el mío; minutos después a ver que no aparecía, corrí a darle el alcance, este no estaba entre los buses que lo había dejado, pero yo sabia cuales ITSA estaban delante y detrás nuestro, asi que, preguntando supe que el número 33 se había adelantado por la paralela y lo encontré, ¡uf!

Finalmente, promedio de las 11:00am, llegamos a Huarmey, donde la fila se detuvo definitivamente, en nuestro caso frente a la comisaría. Ahí nos enteramos que el bloqueo era total e indefinido, los agricultores habían avisado a la gente del pueblo que se preparara para 3 días y no abrieran los restaurantes, felizmente los vendedores de comida no faltaban: una señora llegó en su carretilla ofreciendo arroz chaufa a 2 soles el plato, que en realidad era arroz con sillao, pero igual la gente se pelaba por uno. Erick, un compañero del bus, comía muy feliz su porción cuando a su esposa Elena le dicen eso y ella responde “¡y eso que no le gusta el arroz chaufa"!.

Mientras, yo estaba haciendo la guardia a una pollería a la brasa que atendía en forma caleta (solo la puertita) pero por temor a que avanzara la fila salí a comer mi pollo frito en la alameda, fresco bajo la sombra de un árbol frente a mi bus. A mi costado había un camión lleno de javas con pollos, que me miraban con esa mirada que dice asesino, y, con sentimiento de culpa, preferí ir a comer en una banca bajo el sol.

En nuestro bus estaba Don Pedrito, famoso por su cusí-cusá, que indagaba y reclamaba aprovechando su popularidad. Se nos informó que la policía hiba a despejar la vía a las 3:00pm y Don Pedrito juntos con otros alentaba a los hombres para que vayamos a sacar las piedras -la vía estaba totalmente llena de ellas- mientras la policía dispersaba a los manifestantes con bombas lacrimógenas. Unos 15 uniformados con un grupo de civiles partieron a su misión, mientras el resto entrábamos en los buses con las ventanas, cortinas cerradas mas un paño húmedo, con mis binoculares miraba a lo lejos la panamericana cuando comenzó el ruido de los bombas lacrimógenas, de pronto, una estampida de gente corrió hacia nosotros llorando y asfixiándose, entre ellas, Don Pedrito.

Entonces, a las 4:00pm la fila de buses comenzó a avanzar, eran unos 250 en toda la ciudad, y todos nos alegramos, sin embargo ese sentimiento duró poco, cada vez íbamos mas lento, eran demasiadas unidades para solo dos carriles de la panamericana. Entre las nubes de los gases lacrimógenos pasamos el puente de las afueras de Huarmey cuando comenzó una granizada, pero de piedras, todos nos tiramos al suelo y cubrirnos con lo que podíamos, los niños lloraban con el ruido incesante de las piedras, se rompió una primera luna, luego otra y otra, finalmente nos detuvimos, los manifestantes habían reventado todas las lunas y llantas de un bus Cruz del Sur que iba mas adelante y obligado a bloquear la vía, cerrando el avance de los demás buses detrás nuestro, solo éramos 12 en esa parte, nos rodearon intentado abrir la maletera pero los hombres de los buses bajamos a defendernos. Don Pedrito y un grupo conversó con los lideres y acordaron que nos dejarian pasar pues ya habiamos salido de Huarmey y eramos pocos buses. Igual en el trayecto hasta el peaje adolecentes con piedras amenazantes estuvieron pidiendonos plata, gaseosa, mientras yo veia como un camión con javas con huevos era saqueado por los mal llamados agricultores. En el peaje habia un grupo de policias que cuidaba las instalaciones y otro grupo de buses que no podia pasar hasta Huarmey, ahi aprovechamos para limpiar las ventanas, los pisos llenos de vidrio, tambien presté una colcha que tenia para tapar una de las ventanas rotas.

Finalmente partimos hacia Pativilca, distante unos 90 Km aproximadamente, ya era de noche cuando nos detuvo otro patrullero informandonos que el ingreso a la ciudad estaba bloqueado, felizmente se ofrecio a guiarnos por un camino paralelo a travez de los cañaverales pero debiamos ir con todas las luces del bus apagadas asi no nos vieran los manifestantes, acordamos hacer una colecta para darles una propina a los polis, regresábamos a las panamericana cuando aparecieron dos buses detrás nuestro con las luces prendidas, mientras nos detuvimos para darle las gracias la patrullero los otros nos dejaron y al tratar de darles el alcance para no ir solos se nos reventó una llanta por todas la piedras que estaba llena la vía, a encender las luces y los hombres a rodear el bus con piedras en mano para prevenir ataques. Llegamos a Pativilca a eso de las 8:30 pm. Ahi nos enteramos que era imposible pasar de Pativilca, todo el camino hasta Barranca estaba bloqueado y como pude comprobar después era imposible que hasta una motocicleta pudiera pasar. Mientras esperaba que preparaban mi rico Caldo de Gallina escuche en RPP llamadas de la gente atrapada en los bloqueos: un pasajero había muerto en Huarmey por una pedrada en la cabeza. Dormimos en el bus, yo hice el intento sin lograrlo, y temprano comenzamos a conversar quienes pensaban continuar a Lima, Don Pedrito no pensaba seguir arriesgándose y el chofer dijo que el bus no avanzaría hasta que hubiera garantías que las vías estaban libres, en pocas palabras ni idea cuando.

Ya no me quedaba mucho dinero como para desayunar, almorzar y cenar por varios días, ni que decir de cambiarse y bañarse, decidí acompañar al grupo que seguían hacia Lima, además de equipaje solo tenia un maletín deportivo. Encargué mi colcha a Ingrid y partimos, avanzamos por la calle principal hasta llegar al bloqueo, había unos 150 buses en que la gente nos decia, al vernos con nuestras cosas en mano, que era peligroso, que estaban asaltando en el camino, que tiraban piedras a los que intentaban pasar, etc. Yo dije hagamos el intento, si no pasamos regresamos al bus y punto. Al llegar al final de la ciudad estaba el bloqueo, vimos con miedo decenas de agricultores armados de palos y piedras en la carretera, felizmente nadie impedía el paso peatonal, continuamos mientras sentía ser blanco de todas las miradas, siempre tratando de mantenernos juntos. En el camino además de las piedras y botellas rotas, vimos árboles derribados sobre la panamericana, hasta llegamos a ver postes de luz. La vista natural del resto del panorama era muy bonita especialmente la parte del puente Bolívar que tiene casi 1 Kilómetro de extensión, luego en las afuera de Barranca alquilamos un triciclo que nos llevó nuestras cosas, lo que querían podían ir sentados en uno o pedalear para ir mas rápido.

En Barranca conseguimos una combi que nos llevó a través de la ciudad hasta el otro lado donde nuevamente alquilamos otro triciclo para que nos llevara las cosas, lamentablemente cada 2 ó 3 Kilómetros había barricadas que no dejaban pasar los triciclos. Cuando se podía alquilábamos uno cargar las maletas, asi pasamos la caleta Vidal, y Puerto Supe, felizmente había señal de celular y todos éramos monitoreados constantemente por nuestras familias. En nuestro grupo había dos niños: Jeferson de 5 y Alejandro de 3 años (que iban a operar en Lima) quienes eran nuestros engreídos, imposible para los pobres caminar todo eso. Milton uno del grupo le enseño a decir "Habla barrio" a los niños y eran un motivo de risa cuando saludaban a la gente asi, a las 3:00pm llegamos a Supe donde almorzamos sopa de menudencia de pollo y Estofado de Pollo, no me gustó nada pero tenia un hambre que todo fue bien recibido.

Inmediatamente partimos, no teniamos tiempo que perder pues la meta era llegar a Huacho antes que nos agarre la noche, en la frontera entre el desierto y el valle alquilamos otro triciclo, mientras Erick y Elena subian a un burro, Milton y Felipe en un caballo cada uno y el resto a pie, junto al Triciclo donde estaban Jeferson y Alejandro hiban Mila y su enamorado Christian que no se separaba de la maleta donde hiba su computadora portatil que se hizo famosa como "la otra", "la amante", aunque a la altura de las albuferas de Medio Mundo en medio del desierto al ver pasar a Erick y Elena en una bicicleta dada uno, su ex burro hiba mas lento que nosotros a pie, ellos también se subieron a una. Yo estaba en sandalias pues me habia salido una ampolla antes y me dijeron que me ponga sandalias para estar mas comodo y me salio usando estas. La mamá de Jeferson hiba sentada pedaleando en el triciclo pero casi llegando al pueblo de Medio Mundo vino Milton con una moto que se llevó la señora, aproveché para subir al asiento del triciclo aunque sea a pedalear no sin antes ponerme las zapatillas de nuevo.

En Medio Mundo tomamos lonche, recuperamos fuerzas con galleta con atún y frugos. Llegó un Tico que estaba haciendo carrera hasta "el molino", que supuestamente estaba a mitad de camino de El Porvenir, el próximo pueblo luego de Medio Mundo, un pequeño detalle que todos queriamos ir juntos pues habiamos hecho un grupo chevere que nos protegiamos y cuidabamos, al rato llegó un camion pequeño que por dos soles por persona nos llevaba hasta "el molino", subimos apretados como carneros, fuimos por un camino paralelo, evitando la panamericana llena de piedras, avanzamos 500 metros cuando nos dijeron que ya habíamos llegado y que pagáramos rápido por que los manifestantes venían a apedrearlos, en realidad no estábamos en El molino y la gente que como nosotros estaba caminando pero hacia Medio Mundo, en el apuro Milton rompió el thermo de Maritxa, la mamá de Alejandro (para preparar el biberón) y eso fue motivo de varias anécdotas mas. Mas adelante casi de noche conseguimos una carreta a caballo que nos jaló por varios Kilómetros, nuestro guía era conocido y valiente por lo que pudimos pasar varios bloqueos, el caballo hacia sus gracias cada cierto rato por lo que el viaje no estuvo aburrido, con muchas bromas para levantarnos el ánimo.

Llegamos hasta San Felipe donde había una bodega abierta, ahí cenamos una rica Tortilla de verduras, a esas alturas yo estaba sin dinero, afortunadamente Milton me apoyó económicamente. Luego vimos que era muy peligroso avanzar, como todo estaba oscuro y no pasaban carros los maleantes estaban aprovechando para asaltar. La dueña nos alquiló un cuarto a 3 soles cada uno, nos dio unas colchas y todos nos acomodamos como pudimos, lo importante era estar en un lugar seguro, conversábamos que estábamos a 4 horas de camino a Huacho, unos15 minutos en bus, Milton y Alejandro nos entretenían con "Habla barrio con tu barrio" y luego los hombres se quedaron secos en una sinfonía de ronquidos, las mujeres trataban de hacer dormir a los niños que quería su biberón.

A las 2:30 am. nuestro anfitriones nos avisaron que ya están pasando los buses por la carretera, felizmente habían declarado estado de emergencia y el ejercito impuso el orden, salimos volando pero solo eran los que se dirigían a Supe, esperamos una hora mas hasta que llegó una combi que nos llevó a Huacho al paradero inicial de los buses, a esa hora vacío. Luego llegó una camioneta station wagon que iba a Lima pero cobraban 15 soles por persona, a las 4 am llegó un bus que rápidamente se llenó, a esa hora ya éramos unas 250 almas en el paradero, ¡y cobraba lo mismo!. Finalmente a las 6 am aparecieron dos buses mas, inmediatamente de inició la trifulca, tras recibir muchos golpes logré subir al segundo donde mis amigos me guardaban asiento. Dos horas después llegamos a Lima, parecía algo irreal que dos días antes estaba caminando en la paradisíaca playa Huanchaco, un día antes caminando en medio del desierto, y esa mañana en la av abancay, habia sobrevivido a una odisea.

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